Tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, la humanidad trataba de restañar las heridas dejadas por seis años de cruenta lucha. Mientras, en tierras brasileñas había quienes estaban convencidos de que la guerra había acabado... pero con la victoria final del Imperio japonés.
Por difícil que resulte de creer, una parte de los inmigrantes nipones en Brasil no tenía dudas de que su país había vencido a los Aliados. Esta insólita situación podría haber sido una mera anécdota si no fuera porque surgió una secta fanática que comenzó a amenazar y asesinar a sus compatriotas más sensatos, los que aceptaban la realidad de la derrota. El terror se extendería por toda la colonia nipona, que quedaría así dramáticamente fracturada.
Éste es el relato del autoengaño más extraordinario del siglo XX. |