«Los orificios anatómicos son los elementos en torno a los cuales se organiza la experiencia y el progresivo autoconocimiento del cuerpo desde las primeras semanas de vida, y seguirán ejerciendo una suprema fascinación a lo largo de toda nuestra existencia. De ahí esta Teoría de los cuerpos agujereados, cuyo postulado esencial es el siguiente: todo agujero físico e imaginario –incluyendo los de los “cuerpos celestes”– se relaciona con los orificios del cuerpo humano, lo cual se refleja en los discursos científicos, pero también en los relatos míticos y en la actual cultura popular, entre otros.
Pero primero tendríamos que plantearnos: ¿qué es un agujero? Pues algo tan difuso, tan banal, y también tan perturbador, que no parece merecer reflexión alguna, aunque estemos rodeados y habitados por él.»