«Los coleccionistas que desfilan por estas páginas de tan peculiar santoral, lo son cada uno a su manera. De modo que su enfermedad debería recibir un nombre propio por cada desviación, por cada mutación del gen del deseo de la propiedad y de la anexión bulímica. Pulsiones incurables, en todo caso, por cuanto, a medida que se va acercando a la saturación, el horizonte del bibliómano siempre retrocede, pues de modo continuo le salen al paso noticias de libros fabulosos y perdidos, en una suerte de moderna reedición del suplicio de Tántalo. La inteligencia acaso del bibliófilo consiste en último término en este poner su deseo en un objeto en rigor inagotable, y permanecer entonces espoleado para siempre por una inquietud que no se sacia, y eso hasta el fin de sus días, comunicándoles a los mismos un sentido, y hasta una suerte de misión, que el bibliósofo se toma muy en serio.»
Fernando R. de la Flor |
«Para los bibliómanos, para los que soportan la pasión desatada por los libros, les recomiendo el leve paseo por libros, bibliotecas y lectores que escribió Joaquín Rodríguez y que pone prólogo el profesor Fernando Rodríguez de la Flor -que luego me dicen que no doy datos- en la pequeña e interesante editorial "Melusina". Una delicia llamada Bibliofrenia.» Javier Rioyo - junio 2010
«Interesantísima miscelánea de nombres y hombres -esto último strictu sensu- que han hecho del negro sobre blanco una cruzada. Antología de curiosidades y de personajes curiosos unidos no ya por una pasión, sino por la única pasión que les ha dado o dará la inmortalidad una vez muertos: la de los libros.» Fernando Conde - ABC Castilla y León - junio 2010
«Historias ejemplarizantes, como vida de santos, a las que uno enfrenta sus demonios librezcos para adquirir la certeza improbable de que es una persona normal.» Jesús Marchamalo - ABC Cultural - octubre 2010 |
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